Llamadme Gabriel y sabed que he sido abandonado.
Tengo 30 años y desde los 25 mi vida ha seguido el mismo camino que Ella, la que me ha convertido en el despojo que soy ahora. Antes de que se cruzara en mi vida mis hazañas competían con las de Don Juan y mi nombre era temido por todo aquel cuya novia saliera sola un viernes por la noche. Yo era un conquistador, un Casanova, ¡un pichabrava! Como tal, Ella fue mi Causa de Retiro, la que me sacó de los procelosos bares de la noche madrileña y me llevó a las mansas aguas de la vida en pareja. Mansas, sí, pero traicioneras.
Y lo peor de todo es que esta es la segunda vez que soy su víctima. La primera fue cuando la conocí en Baily (Lodeesto Mafuente, nº26), renombrado discopub en el que desarrollaba mis noches de cacería. Ya le había yo echado el ojo cuando, y no es por recorrer todos los tópicos, el cazador se convirtió en presa. El resto os lo podéis imaginar: cenas, cines, padres, vacaciones, aniversarios, san valentines,... Cinco años de farsa, en definitiva.
La segunda fue anteayer, mientras desayunábamos en la cocina del piso que comparte con, bueno, con La Otra. Después de pedirme, muy amablemente, que le pasara el azúcar, me comunicó (sin decirlo, sin confesarlo, sin consultármelo... ¡va y me comunica!) que la bolsa de basura que llevaba toda la noche junto a la puerta, no era un descuido en la limpieza de La Otra (que siempre ha sido, y sigue siendo, un poco guarra) sino que eran mis cosas y que me las llevara si las quería. Ante mi sorpresa, prosiguió con el comunicado, exponiendo los motivos por los que me daba la patada:
• "Eres un inmaduro que no está a mi altura."
• "Ya no me llenas."
• "Eres como una fase por la que tenía que pasar (¿Os lo podéis creer? ¡La muy hijaputa!")
• "A día de hoy (al loro... ¡Después de cinco años!) te veo como un amigo muy querido."
• "Estoy comenzando una relación con el Subdirector Provincial de Ventas de Plymsa, Grupo Análisis y Desarrollo (lo conozco, se llama Basilio y no puede ser más tonto, no sabe la joya que se lleva) ya sabes, mi jefe."
¿Uno entrega sus ilusiones y es así recompensado? ¡Le di mi más tierna flor, mis mejores años, todas mis atenciones (que podría haber repartido entre tanta madrileña como hay)! ¿Y ahora me veo en estas? ¿Pero no sabes, aprendiz de mujer fatal, que el machismo ya no existe, que ha sido erradicado? ¿Que ya no hace falta que te líes con tu anciano jefe (que no me puedo creer no te repugne) para acceder a esas expectativas materiales a las que aspiras? ¡Un poco de paciencia, que ya me han hecho assistant! Pero volvamos a lo importante, que soy yo.
Tengo 30 años y desde los 25 mi vida ha seguido el mismo camino que Ella, la que me ha convertido en el despojo que soy ahora. Antes de que se cruzara en mi vida mis hazañas competían con las de Don Juan y mi nombre era temido por todo aquel cuya novia saliera sola un viernes por la noche. Yo era un conquistador, un Casanova, ¡un pichabrava! Como tal, Ella fue mi Causa de Retiro, la que me sacó de los procelosos bares de la noche madrileña y me llevó a las mansas aguas de la vida en pareja. Mansas, sí, pero traicioneras.
Y lo peor de todo es que esta es la segunda vez que soy su víctima. La primera fue cuando la conocí en Baily (Lodeesto Mafuente, nº26), renombrado discopub en el que desarrollaba mis noches de cacería. Ya le había yo echado el ojo cuando, y no es por recorrer todos los tópicos, el cazador se convirtió en presa. El resto os lo podéis imaginar: cenas, cines, padres, vacaciones, aniversarios, san valentines,... Cinco años de farsa, en definitiva.
La segunda fue anteayer, mientras desayunábamos en la cocina del piso que comparte con, bueno, con La Otra. Después de pedirme, muy amablemente, que le pasara el azúcar, me comunicó (sin decirlo, sin confesarlo, sin consultármelo... ¡va y me comunica!) que la bolsa de basura que llevaba toda la noche junto a la puerta, no era un descuido en la limpieza de La Otra (que siempre ha sido, y sigue siendo, un poco guarra) sino que eran mis cosas y que me las llevara si las quería. Ante mi sorpresa, prosiguió con el comunicado, exponiendo los motivos por los que me daba la patada:
• "Eres un inmaduro que no está a mi altura."
• "Ya no me llenas."
• "Eres como una fase por la que tenía que pasar (¿Os lo podéis creer? ¡La muy hijaputa!")
• "A día de hoy (al loro... ¡Después de cinco años!) te veo como un amigo muy querido."
• "Estoy comenzando una relación con el Subdirector Provincial de Ventas de Plymsa, Grupo Análisis y Desarrollo (lo conozco, se llama Basilio y no puede ser más tonto, no sabe la joya que se lleva) ya sabes, mi jefe."
¿Uno entrega sus ilusiones y es así recompensado? ¡Le di mi más tierna flor, mis mejores años, todas mis atenciones (que podría haber repartido entre tanta madrileña como hay)! ¿Y ahora me veo en estas? ¿Pero no sabes, aprendiz de mujer fatal, que el machismo ya no existe, que ha sido erradicado? ¿Que ya no hace falta que te líes con tu anciano jefe (que no me puedo creer no te repugne) para acceder a esas expectativas materiales a las que aspiras? ¡Un poco de paciencia, que ya me han hecho assistant! Pero volvamos a lo importante, que soy yo.
El edificio de la sede social de Plymsa.
Durante estos cinco años no he comprado, leído o escuchado nada que no hubiera sido elegido por Ella. Ha supervisado todas y cada una de mis aficiones, de mis pertenencias e, incluso, de mis decisiones en este último lustro. Como comprenderéis tengo la voluntad algo oxidada. Preciso de ayuda para la toma de mis próximas elecciones. Al igual que el cojo que vuelve a andar necesita una muleta, yo, liberado de mi yugo, preciso de un guía que me oriente.
¡Cuento con vosotros!
Estoy, en este viernes tarde, esperando a dos amigos que me van a recoger para salir y emprender mi desquite. Van a llegar en seguida. En cuanto eso ocurra empezaré a colgar en esta bitácora, gracias a mi i-Phone, la descripción de las situaciones con las que me tope y de las opciones que se me planteen. Opciones de entre las que vosotros elegiréis por mí.
• Si quieres seguir leyendo, pasa a la página 2.
¡Cuento con vosotros!
Estoy, en este viernes tarde, esperando a dos amigos que me van a recoger para salir y emprender mi desquite. Van a llegar en seguida. En cuanto eso ocurra empezaré a colgar en esta bitácora, gracias a mi i-Phone, la descripción de las situaciones con las que me tope y de las opciones que se me planteen. Opciones de entre las que vosotros elegiréis por mí.
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