BIENVENIDO A VENDETTA SEXUAL

Hola Amigos:

Me llamo Gabriel del Amo, tengo 30 años, y mi novia me acaba de dejar. ¿Por qué? Por cosas de mujeres, como siempre. Bueno, la cosa es que he salido de marcha a quemarla y a ligar, ¡sobre todo A LIGAR!

Estoy publicando en este blog todo lo que me acontece en esta velada de bebidas y bailes. Porque esta vez dejo en vuestras manos todas y cada una de mis próximas decisiones.

Sólo tú puedes ayudarme a no cometer los mismos errores y a triunfar como Dios manda en esta noche llena de gatas pardas. Si ellas me hacen sufrir de esta insoportable manera, yo no voy a ser menos. (¡Les aguarda una VENDETTA SEXUAL!)

5. De bares por el barrio.

Finalmente, mis ruegos son escuchados y bajamos a trasegar cervezas, con el objetivo de recorrer, si no todos y cada uno de los tugurios del barrio, al menos las tascas más infectas y de parroquia menos fiable que hayamos pisado en los últimos años. El objetivo, a priori, implica ciertos riesgos, o por lo menos a mí me parece que voy a encontrarme con mucha gente que no querría ver, pero a lo mejor es sólo miedo escénico, terror a los fantasmas del pasado que pueden volver a pertenecerme de nuevo. Como ya sabéis, llevamos unos cubatas encima, así que no cunde el desánimo y pensamos que es una buenísima idea visitar esos lugares como si del cumpleaños de Atila se tratara, con ganas de arrasar todo a nuestro paso mientras celebramos nuestra amistad recuperada, capaces de beber vino en el cráneo del que se ponga un poco tonto con nosotros.

A trompicones y entre risas, salimos de casa como alma que lleva el diablo, chillando por la escalera, dándonos golpes contra todas las puertas.

-¡Eh vosotros, a ver si nos comportamos un poquito, que parecéis borregos!- Dice a nuestro paso, asomando la cabeza, Paco, el del primero, un mariquita bigotudo y carroza al que no se le conoce pareja alguna (por lo que goza siempre de una excelente mala hostia).

- ¡Que te follen maricón de mierda!- Le contesta Jaume a voz en grito antes de pegar un sonoro portazo final, que nos despide de mi casa hasta a saber Dios cuándo.

- Te has pasado dos pueblos, macho.- Le digo resollando todavía, trastabillando juntos, muertos de la risa.

- Ese es un sarasa de los chungos, tío. Aún me acuerdo del día aquél que fui a verte y salió a mi asalto en el rellano para invitarme a café. Joder Gabriel, te lo juro, parecía el cuento de Hansel y Gretel pero con final feliz -Me dice riendo aún más fuerte y propinando una de sus dolorosas palmetadas en la espalda a Bellpepe.- Ya te digo macho, si te engancha ese día te hace un roto en el culo que te tienes que comer los garbanzos atados con cuerda.- Le dice éste secándose las lágrimas mientras tira de Jaume hacia "La Raspiña" (Paseo de las Avenidas, 5), el primero de los bares en los que vamos a entrar, una verdadera cueva que apesta a orina, una taberna gallega de las de serrín y cabezas de gamba por el suelo.

Nada más entrar, tal y como me temía, nos encontramos con la Dessy, más conocida por nosotros como "el Monstruo de La Raspiña", una tía más o menos de nuestra edad, pero de lo más desagradable: gorda como un barril marinero, bastante guarra, siempre agarrada del brazo de cualquiera que le pague un DYC con agua, única bebida que consume, amén de otros líquidos que traga a cambio de aquel. Se echa encima de mí en cuanto llegamos a la barra y nos ve pedir unos botellines.

-¿Qué pasa Gabriel?, ¡cuánto tiempo! Te veo muy guapo, ¿qué tal te va la vida, aún sigues con aquella novia que tenías?- Sisea entre esos dientes verdosos mientras exhala su terrible aliento de olor a guano, acariciando con sus uñacas mi antebrazo. Me zafo de entre sus garras al instante y la miro directamente a esos ojos de zarigüeya bizca que tiene.

- Pues me va de puta madre, no me quejo. Aquí ando con estos desgraciados, a tomar algo que ahora nos vamos por el centro de bares.- Los mira por encima de mí, apoyándose en mi hombro, rozándome con su pelo asqueroso lleno de caspa y fritanga

-¿Qué hay chicos? A vosotros también hace mucho que no os veo por aquí.- Bellpepe ni siquiera la presta atención, girado frente a la tele fingiendo ver el partido, y Jaume le regala uno de sus amables comentarios.

- ¿A ti te pagan por estar aquí o qué? Joder que tía más plasta colega. Anda y deja a Gabriel en paz, que esta noche es todo nuestro. Tú a lo tuyo, a ver si encuentras sponsor para esta noche.-Le dice sin mirarla, apoyado con ambos codos, no sin antes pegarle un buen trago a su cerveza, como si fuera uno de esos burros a los que hacen beber en los pueblos.

-Gilipollas.-Le contesta.

-Zorrón.-Se defiende mi amigo escupiéndole a los pies.

A partir de ahí empiezan los insultos, cada vez más floridos y hermosos, Bellpepe se mete también en la jarana, así que la cosa se pone tan fea que tenemos que salir zumbando del garito entre empujones (el monstruo tiene sus defensores allí dentro, hay gente para todo), amenazas, y tapas de todo tipo volando por encima de nuestras cabezas.

• Para continuar con el relato, pasa a la página 7.

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