2. Enter Jaume (y Bellpepe).

He aquí mis dos amigos. Ya oigo su trote subiendo las escaleras, sus voces alegres, su resuello ruidoso (son cuatro pisos sin ascensor)… Ya tocan el timbre a la vez que aporrean la puerta, como chiquillos. Ya pasan los dos, riendo, blandiendo botellas de ron Negrita y un tal vodka Yurinka. No han fallado a mi llamada de auxilio, son mi vieja guardia: El incombustible Jaume, mi catalufo favorito, con sus andares de triceratops y el sutil Beltrán José, alias Bellpepe, alias Pepe el Bello, a rebufo de su camarada, se dirigen hacia el comedor. Hace apenas un rato que he hablado con el Bello por teléfono. "No, si ya sabía yo que volverías", ha admitido, "lo que no me esperaba yo es que te fuera a dejar ella a ti". No, yo si me lo esperaba, no te jode, aquí el ingeniero jefe...

Pero dejémoslo correr, he aquí que estos dos compañeros, estos dos hermanos, acuden en mi ayuda. ¿En nombre de qué fantasma o de qué error de la naturaleza casi perdí el contacto con ellos durante cinco largos años? ¿Por qué dejé que se marchitara nuestra relación, desapareciendo de sus vidas de la noche a la mañana y viéndome obligado a llamarles ahora que mis horas se han vuelto a quedar vacías? ¡Ah, ese error tiene nombre! ¡Ella, vamos, la zorra de Mi Ex! ¡Cuánto me alegro de volver a veros, muchachos!

-Atento, que este se ha vuelto maricón –señala riendo Jaume a Bellpepe, tras escuchar esta última exclamación, que no he evitado dejar escapar-. Bueno, aquí hemos subido unas botellitas, pero hemos pensado que como nos ibas a hacer subir andando cuatro pisos para verte, no íbamos a subir también hielo. Porque así o tienes en el congelador o bajabas tú a comprar, para devolverte el favor. ¿Tienes?

-No –admito-.

-Pues a la puta calle –remata Bellpepe, entre nuevas risas. De pronto comprendo que sí hay motivos para perder de vista a gente como esta, pero qué se le va a hacer-. Aquí te esperamos.

Tras una brevísima excursión de la que regreso con hielo, vasos de plástico, patatas fritas de varios sabores y más Negrita, la conversación se reanuda. Mientras la anécdota futbolística, la broma televisiva y el comentario (digamos) político sustituyen un rato al hondo pesar de mi corazón, descubro que mis queridos amigos ya están viendo la tele, han encendido el ordenador portátil y se han servido en vasos de cristal. Bueno, los de plástico nunca está de más tenerlos.
Pienso que debería disculparme con ellos, justificando mis cinco años de ausencia para luego contarles la gran ofensa final a la que Ella me ha sometido, pero, muy corteses, no me preguntan por mis tristes sucesos recientes, sino que se entretienen en distraerme durante largo rato con cientos de comentarios sobre sus lugares de trabajo y sobre personas a las que no conozco, lo que me ayuda a no pensar. Al cabo de un rato bebiendo, me hallo algo ensimismado. Sólo algunos comentarios sobre si "ya podían" mis padres "gastarse la pasta y poner para el ascensor" me sacan de ese estado.

-A ver si os creéis que son ricos –señalo.

-Pues a ti te tienen aquí que vives como un Antonio Roca –responde Jaume.

-Nada de eso, que más quisiera yo que no vivir como un adolescente a mi edad, en casa de mis padres, pero es a lo que nos obliga esta mierda de vida. Además –admito- están peleados con el presidente de la comunidad y por eso no ponen.

-¿Con la presidenta? ¿Dices con Esperanza Aguirre? –Bromea con poca gracia Bellpepe.- ¿Les ha molestado que no haya médicos en los hospitales, o qué?

-Oye –responde Jaume imitando risueño un graznido con su voz, mientras encoge los hombros- que la culpa de eso es de Zapatero.

-Sí, como todo en esta vida –ríe Bellpepe, fiel a sus ideas, basadas mayormente en contrariar las de las personas con quienes esté reunido-, como lo de que éste viva en casa de sus padres. ¡Y mientras la Presidenta haciendo de las suyas y sin ponerles el ascensor a los viejos de este! ¡Como sois los del Pepé!

-Déjate de ostias –intento zanjar-. Ya llevamos aquí mucho rato y yo necesito salir. ¿Venga, qué hacemos?

-¿Pero hay que salir ya? –Finge sorpresa Bellpepe.- Yo os iba a poner un vídeo muy gracioso del Youtube. No se tarda nada.

-Aquí en el barrio, de hecho en el mismo Paseo de las Avenidas, hay una fiesta en el piso de Basi, el hermano de Andrés, ese que es madero. No conozco casi a ni Cristo, pero porqué no dejarnos caer –propone Jaume. Y como un gesto de deferencia hacia mí, añade:- Habrá tías.

-También podíamos empezar por los bares cercanos y luego ir al centro –medito-, que a mi me apetece airearme.

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